“A finales del siglo
III a.C. Roma se encontró al borde de la destrucción total, a punto
de ser aniquilada y arrasada por los ejércitos cartagineses al mando
de uno de los mejores estrategas militares de todos los tiempos:
Aníbal”
Así comienza la trilogía
que Santiago Posteguillo dedica a la juventud, madurez y ocaso de
Publio Cornelio Escipión, uno de los más grandes generales en la
historia de Roma y el único capaz de plantarle cara al sanguinario
cartaginés.
La
primera novela, Africanus, el hijo del cónsul, relata
los primeros años en la vida de Escipión, cómo influenciado por el
genio militar de su padre y su tío siente un deseo casi irracional
por combatir contra uno de los mayores enemigos de la República.
Pronto juega un papel importante en la guerra pero, inevitablemente,
su ego militar y político se topa de bruces contra la envidia y la
codicia de parte del Senado. Esta
férrea oposición lleva a Escipión, en Las legiones
malditas, a aceptar el liderazgo
de las legiones V y VI, formadas por desertores de la batalla de
Cannae desterrados en Sicilia sin protección, ayuda o esperanza de
ningún tipo. Al mando de estas legiones Escipión lidera la que será
una de sus grandes batallas. Finalmente, en La traición de
Roma asistimos al resurgir de
una Roma vencedora que da la espalda a sus protagonistas.
Esta
trilogía está narrada de manera que cualquiera sea capaz de seguir
el hilo de la historia independientemente de si tiene conocimientos
previos o no. Esto además se apoya en una serie de anexos plagados
de árboles genealógicos, definiciones de los términos latinos
empleados e incluso mapas de las distintas batallas, lo que resulta
muy didáctico y ayuda en gran medida a ubicarse en el contexto
original.
Cada
una de las batallas está contada con mucho detalle y considero un
acierto estructurarlas en base a pequeñas historias paralelas que
nos informan de la evolución en vanguardia, retaguardia y flancos
pasando por los distintos protagonistas en ambos bandos. Esto, a
pesar de que la novela esté narrada desde el punto de vista romano,
hace que seamos partícipes de los pensamientos, miedos y estrategias
del enemigo.
En realidad la gran
guerra que se libra en los tres volúmenes es el enfrentamiento
obsesivo entre Escipión y Aníbal más allá del campo de batalla.
Ese sentimiento compartido de saberse superior nos lleva a conocer a
dos personajes que, aunque muy separados en cuanto a territorio y
cultura son tremendamente parecidos en su personalidad: ambos son
líderes de grandes ejércitos, ambiciosos, orgullosos y con grandes
cualidades para la política y la guerra.
Los dos primeros libros
ofrecen una lectura mucho más entretenida y llena de acción en la
que se suceden los enfrentamientos tanto en el campo de batalla como
en los respectivos Senados. Sin embargo, el último muestra una
visión mucho más “humana” de los personajes, se hace referencia
a sus opiniones, su vida familiar, en definitiva, se rompe esa
distancia emocional. Personalmente el tratamiento que se hace de la
figura de Aníbal me resulta acertado y necesariamente cercano.
También existe una
diferencia muy grande a la hora de presentarnos a cada uno de ellos.
El autor opta por ensalzar (a veces en exceso) a los “buenos” y
hundir por completo a los “malos”; mientras unos justifican sus
actos por el bien de su patria otros, con el mismo objetivo, están
rodeados por un aura de maldad que afecta incluso a su vida familiar.
Dentro del hilo principal
se entrecruzan muchas historias secundarias. Quizá la más
importante sea la protagonizada por Tito Macio, una figura que nos
hace ser partícipes de una miseria constante y una mala suerte
enfermiza que, sin embargo, se ven envueltas en una gran sensibilidad
que despierta la empatía del lector.
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