viernes, 25 de octubre de 2013

El tiempo entre costuras


El pasado lunes se estrenó el primer capítulo de la miniserie El tiempo entre costuras, la adaptación televisiva de la novela homónima de María Dueñas, así que ¿qué mejor momento para subir una pequeña reseña?

Desde su publicación en el año 2009 había oído hablar bastante acerca de esta novela, por lo general eran buenas críticas, pero nunca había sentido un gran interés por incluirla en mi lista de lecturas pendientes. El año pasado me la recomendaron en el mismo día dos personas muy diferentes pero ahí se quedó, como run run cada vez que elegía un libro, hasta que este verano por fin decidí leerla.

Tengo que confesar que cuando la empecé no esperaba para nada lo que después encontré. Se trata de una novela ágil en la que se mezcla la ingenuidad, el amor, la lealtad y el espionaje a partes iguales.




Sira Quiroga es una joven que se gana la vida como modista en el Madrid de preguerra. Su vida transcurre entre el taller de costura de Doña Manuela, su casa y un noviazgo totalmente exento de emoción. Pero esta situación cambia radicalmente a causa de una máquina de escribir Hispano-Olivetti, lo que de manera imprevista le llevará a abrir un taller de alta costura en Tetuán, el antiguo Protectorado español en Marruecos.

La historia se construye en base a un guión bien hilado en el que, a excepción de las distintas tramas amorosas, nada parece predecible. Eso es precisamente lo que engancha de la novela y que lleva a querer seguir leyendo “un capítulo más”. La historia de Sira se entreteje dentro de una mayor que tiene como hilo argumental las conspiraciones políticas en las que alemanes y británicos jugaron un papel fundamental. En este contexto y en aproximadamente 640 páginas se entrecruzan varias tramas tanto ficticias como reales; hay que destacar el protagonismo de Ramón Serrano Suñer, Juan Luis Beigbeder (ambos ministros franquistas) o la amante de este último, Rosalinda Fox.

Los personajes están tratados con realismo y detalle en un abanico de psicologías muy diversas. De este modo nos encontramos con Ignacio, el novio feúcho, enamorado y conformista que lo único que quiere es llegar a ser funcionario; Ramiro Arribas, un galán de mirada seductora que oculta su ambición bajo una fingida perfección; Dolores, la madre de Sira, una mujer con miedo a salir de aquello que conoce; o Candelaria, quien ayudará a Sira a establecerse en Tetuán y abrir su taller. Evidentemente el papel que más evoluciona es el de la protagonista quien, de manera hasta cierto punto inconsciente acaba envuelta en una red de espionaje a nivel internacional. El resto de personajes que urden esta trama son psicológicamente tan lejanos que en un principio hasta parece inverosímil su relación, pero el desarrollo del personaje hace que poco a poco su personalidad se vaya amoldando a esas circunstancias, aunque en ocasiones se evidencie una gran incomodidad.




Este detallismo es propio también de los escenarios, descritos con gran precisión, lo que hace pensar en una larga labor de información previa por parte de la autora.




Pero lo que quizá me ha dejado más fría haya sido el final. La decisión de dejarlo abierto da la sensación de que responde a no querer caer en un desenlace que se predice desde la mitad de la novela.

Y para acabar, una pequeña crítica con respecto a la serie. Tras haber visto el primer capítulo, puedo decir que me parece que se ha hecho un gran trabajo de ambientación, tanto los decorados como el vestuario presentan una sutileza y una riqueza excepcionales y muestran fielmente el contraste entre la sociedad madrileña más humilde de los años 30 y la alta sociedad colonial del Protectorado. Parece asimismo fiel al argumento y considero que los actores no pudieron haber sido mejor escogidos: Adriana Ugarte como Sira (hay qué ver lo bien que le quedan los personajes de época a esta chica), Raúl Arévalo como Ignacio (el pagafantismo personificado) o Rubén Cortada como Ramiro Arribas (con esos ojos que enamorarían a cualquiera).





2 comentarios:

  1. Me costó decidirme a leerla, pero no pude terminarla. Empieza muy bien, sigue bien, pero hay una parte rollo, rollo que no pude superar.

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  2. Sí, quizá haya una parte en la que se vuelve todo mucho más lento, probablemente en el momento en el que cambia todo de tal manera que parece difícil de creer.

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