El nombre del viento,
primera novela del escritor estadounidense Patrick Rothfuss, vio la
luz el 27 de marzo del año 2007 y supuso el comienzo de la trilogía
Crónica del asesino de reyes.
A lo largo de sus más de
800 páginas, Rothfuss nos introduce en un mundo inventado en el que
conviven realidad y fantasía y cuyo protagonista se llama Kvothe.
Todo el mundo conoce a Kvothe, corren rumores sobre si es un héroe,
un asesino o si simplemente no existe y son muchos los nombres que a
lo largo de los años se han ido añadiendo a la lista: el Sin
Sangre, el Arcano, el Asesino de Reyes,...
Pero la historia comienza
una noche en la posada Roca de Guía, donde aparece un hombre
ensangrentado y en estado de shock. Lleva entre sus manos un bulto,
un demonio sin ojos ni boca pero con forma de araña: un escral, al
que tan sólo puede combatirse con hierro y enterrándolo una vez
muerto. La preocupación flota en el ambiente, en el pueblo sólo se
cuentan historias pero siempre ocurren muy lejos de allí.
El posadero se hace
llamar Kote en un intento por ocultar su verdadera identidad, pero
Devan Lochees, un conocido Cronista, lo reconoce y consigue
convencerlo para que le cuente su verdadera historia. Tras un momento
de indecisión, la única condición que pone Kvothe es que contará
su historia en tres días, ni uno más ni uno menos.
La verdadera historia de
Kvothe empieza siendo muy niño como integrante de una troupe de
artistas itinerantes, los Edena Ruh, que se ganan la vida organizando
espectáculos de música, magia y acrobacias en pueblos y ciudades.
En este ambiente Kvothe comienza a experimentar sus aptitudes
artísticas hasta que conoce al viejo Abenthy quien guiará sus
primeros pasos en la búsqueda del nombre del viento y demás fuerzas
de la mente y la naturaleza.
Siendo todavía muy
pequeño, un terrible suceso convulsiona por completo su existencia:
los Chandrian, demonios antiguos y misteriosos, asesinan a todos los
miembros de su troupe. A partir de este momento va creciendo cada vez
más un deseo de venganza que sólo podrá mitigarse mediante la
búsqueda de respuestas, lo que lo llevará a mendigar, robar e
incluso entrar en la Universidad.
Catalogada dentro del
género de fantasía, en un primer momento podría establecerse una
conexión con otras famosas novelas fantásticas por todo el mundo
conocidas, aunque esa conexión no vaya más allá de la recreación
de un mundo irreal, ya que ni el tratamiento de los personajes, ni su
evolución ni, por supuesto, su complejidad se asemejan a lo escrito
por Tolkien o R. R. Martin.
Así, nos encontramos
ante una lectura ágil donde no hay un número excesivo de personajes
que vuelva complicado recordar relaciones de parentesco o multitud de
guerras históricas. Los escenarios y personas se describen como
seres reales pero están rodeados por otros muchos animales,
demonios, hadas y sobre todo fuerzas de la naturaleza y de la mente
completamente irreales. La descripción de las localizaciones, los
personajes, las indumentarias o las costumbres hacen que el lector se
imagine un mundo con una estética medieval. En este contexto son
curiosos además los datos relacionados con las monedas empleadas,
las medidas espacio-temporales o los distintos lenguajes.
Resulta muy interesante
el retrato que se hace del personaje principal, ya que esta mezcla de
realidad y fantasía se ve también en su propia personalidad, como
por ejemplo cómo es capaz de evadirse de determinadas situaciones
vinculando elementos que cambian hasta cierto punto su significado.
Personalmente creo que en
toda la novela hay una trasfondo psicológico bastante fuerte. Se
parte de la representación de un personaje que reúne, debido a las
circunstancias, las características propias de una persona diferente
y por ello inadaptada: demasiado inteligente y demasiado desgraciado.
Cada dificultad a la que se enfrenta trata de racionalizarla al
máximo hasta descubrir que la solución siempre ha estado consigo,
que tan sólo debe mirarse a sí mismo para encontrarla. En este
sentido, la estancia de Kvothe en la Universidad puede describirse
como un gran puzzle formado por un montón de puzzles más pequeños:
cada situación o adversidad es una especie de juego mental que tiene
que solucionar.
La novela cuenta además
con un gran trasfondo mitológico y religioso donde son evidentes las
alusiones a determinados pasajes de la Biblia: Perial se queda
embarazada de Tehlu y da a luz al hijo de Dios que a su vez es el
propio Tehlu, una triple negación tal y como ocurrió con Pedro,
etc.
La presentación del
libro, en la que se cuentan pasajes de la vida de Kvothe que no
ocurren en el primer volumen, hace que no sólo enganche capítulo a
capítulo sino que incluso esto ocurre entre los dos libros.
El 1 de marzo del año
2011 se publicó la segunda parte de la trilogía: El temor de un
hombre sabio. Esta segunda parte sigue más o menos la misma
estructura que la anterior y conserva esa narración ágil que
engancha.
Quizá encontremos un
mayor número de descripciones de algunos de los personajes que
rodean al protagonista, ésos que antes formaban parte de su día a
día en un plano inferior pero que poco a poco van adquiriendo un
mayor protagonismo. Tal es el caso de Auri y Sim, sus dos mejores
amigos, muy alejados el uno del otro pero que son capaces de rellenar
las carencias que presenta el protagonista.
En este segundo libro se
retoma, de manera más intensa, la búsqueda por parte del
protagonista de los asesinos de sus padres, algo que en la primera
parte había quedado solapado por la gran cantidad de anécdotas. En
la primera parte da la sensación de que todo lo que cuenta está
relacionado con cómo fue su vida y con cómo logró sobrevivir hasta
llegar a la Universidad, mientras que en la segunda parte todas las
historias y anécdotas están encaminadas a la búsqueda de los
Chandrian.
En esta ocasión Kvothe
abandona la Universidad por un tiempo para instalarse en la corte de
Vintas, donde tiene que fingir ser quien no es, en definitiva, un
noble de alto rango. Esto supone un respiro para el lector ya que
todo el tiempo que pasa hablando de la Universidad y lo que allí le
ocurre se hace demasiado largo y repetitivo: sus desencuentros con
Denna (una relación extraña que no llega a cuajar y que siempre
supone una desilusión), las visitas a las tabernas, los
desencuentros con Ambrose, etc.
En este segundo libro se
aprecia una clara evolución psicológica del personaje, ya no sólo
en cuanto a madurez propia de la edad sino a que poco a poco las
circunstancias que le rodean lo van envolviendo en un halo de
oscuridad y secretismo, lo que provoca situaciones imprevisibles para
la figura del joven Kvothe.
El final deja abierto el
desarrollo de una nueva trama, esta vez en el tiempo real, en los
tres días en que Kvothe cuenta su historia.